La casa es un inmueble que data del siglo XVIII con reformas a principios del siglo pasado.
Se trata de una casa de pueblo donde hemos adaptado la mayor parte de los elementos antiguos.
Tiene anchas tapias y gruesos muros que le dan una calidez en invierno y un gran frescor en el verano; a esto añadimos la altura de sus techos de casi cuatro metros de altura en algunas dependencias.
Las vigas de madera, los suelos de barro cocido, las baldosas de ladrillo hidráulico, las rejas de forja, las columnas de hierro de fundición y un largo etcétera, hacen de la casa un verdadero deleite.
La nota singular del inmueble es su decoración: la mayoría de las estancias de la planta baja tienen pinturas murales realizadas por Julio Caulín en 1902, siendo un niño.
Hemos rescatado algunas de ellas que, a pesar del paso del tiempo y las múltiples manos de pintura, se han mantenido para que un siglo después las podamos disfrutar. En el salón comedor es donde mejor se han conservado las pinturas y hay escenas en todas sus paredes y unos cortinajes en la zona superior.